Ya pasó el verano y con los primeros días del otoño colocamos la última tabla del forro. El tiempo va cambiando y ajustamos el menú matinal por algo que aporte un poco más de energía: entra en juego el camaiot amb formatge.
Mientras preparamos los palmejares de fondo vamos pensando en la finalización del casco, rematar imperfecciones y sobre todo, calafatear. La tablazón a tope une las tablas canto con canto y para asegurar la estanqueidad se introduce entre las juntas estopa y brea. Una técnica antigua en peligro de olvido que con cariño y a pesar de nuestra torpeza y desconocimiento, intentaremos abordar.
Y entre cuestiones inmediatas, la imaginación se dispara y ya pensamos en las velas ¿Será posible coserlas a mano? Vuelve la idea de la motorización eléctrica: la ilusión de surcar las costas de Mallorca de una forma absolutamente limpia.
Las mañanas del Pla de Mallorca se tornan brumosas y pronto vientos más frescos comenzarán a colarse por las ventanas desvencijadas de nuestro improvisado astillero. Ya queda menos.